Editorial Carreteras Nº 236 • Año 2022

La carretera, clave en la lucha contra la despoblación

Road, the key in combating depopulation

El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que ha publicado el Gobierno de España expone diez políticas palanca, la primera de las cuales hace referencia a la “Agenda urbana y rural, lucha contra la despoblación y desarrollo de la agricultura”. En concreto, se menciona la necesidad de “reducir la desigualdad y las brechas sociales y territoriales, protegiendo a los más vulnerables desde un enfoque de igualdad de derechos y reforzando el Estado de bienestar, frenando la despoblación y proporcionando oportunidades de desarrollo en todo el territorio, sin dejar a nadie atrás”.

Parece claro que la lucha contra la despoblación es una de las gran- des prioridades en los contextos español y europeo. No en vano, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico tiene entre sus funciones la elaboración y el desarrollo de la estrategia del Gobierno frente al reto demográfico, así como la propuesta y ejecución de la política de lucha contra la despoblación.

En marzo de 2019 se aprobaron en el Consejo de Ministros las Directrices Generales de la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico. Dos años más tarde, en marzo de 2021, se presentó el Plan de 130 Medidas ante el Reto Demográfico -incluido dentro del Plan de Recuperación-, que está previsto que destine más de 10.000 millones de euros a enfrentar la despoblación y garantizar la cohesión territorial y social.

Sorprende que la única mención explícita a la carretera en todas estas líneas de trabajo se recoge en el programa de “Seguridad Vial y Movilidad Sostenible”, orientado a implantar medidas de digitalización en la gestión, vigilancia y control del tráfico. Otra medida, bajo el epígrafe “Conectividad Territorial Innovadora”, persigue ofrecer soluciones de movilidad alternativas al vehículo privado.

No se incluyen referencias a la capacidad real de la red local de carreteras -imprescindible para dar servicio a los territorios más despoblados de nuestro país- para apoyar la transición digital y ecológica y afrontar el reto demográfico. Incomprensiblemente, tan siquiera se cita a la carretera en ejes de acción como “Desarrollo e innovación en el territorio”, “Impulso del turismo sostenible”, “Igualdad de derechos y oportunidades”, “Fomento del emprendimiento”, “Refuerzo de los servicios públicos e impulso de la descentralización”, “Bienestar social y economía de los cuidados” o “Promoción de la cultura”. Trabajar por estos objetivos hoy requiere –querámoslo o no- de la red viaria de carácter local. Podemos soñar con un futuro con nuevas formas de movilidad y poner todos los esfuerzos necesarios para alcanzarlo, pero no podemos obviar la realidad del momento presente: sin la movilidad por carretera, con vías que permitan un transporte seguro y sostenible, el reto demo- gráfico acabará engulléndonos como un tsunami.

El contexto europeo presenta similitudes con el caso español. En la Unión Europea, según datos de la Comisión, el 31% de la población reside en áreas rurales, donde, en términos generales, el riesgo de pobreza y exclusión social es mayor. Ante esta situación y conscientes de la diversidad de los territorios de la Unión, la Comisión Europea ha publicado una visión a largo plazo para las zonas rurales, con horizonte 2040, que identifica líneas de acción para conseguir unas áreas rurales más fuertes, conectadas, resilientes y prósperas. Pero tampoco en este caso se menciona el papel que en todo ello juegan las carreteras. Tan solo en el objetivo relativo a áreas conectadas se reconoce la necesidad de garantizar la conectividad de las diferentes zonas, manteniendo y mejorando los servicios de transporte público y la intermodalidad, y apostando por las infraestructuras digitales.

La carretera vuelve a estar en el ojo del huracán en el Viejo Continente. Solo que en muchas zonas rurales simplemente no existen alternativas. Europeos condenados a tener muchas menos oportunidades o, como razonablemente ocurrirá, a trasladarse a vivir a las ciudades. Y no olvidemos que la red viaria es fundamental no solo para el vehículo privado, sino también para el transporte colectivo y compartido, el ciclismo y el transporte de mercancías, en tanto que elemento clave de la intermodalidad.

Pero no todo son malas noticias. Es de justicia reconocer algunas iniciativas positivas, como la aprobación de las bases regulado- ras para el programa de apoyo al transporte sostenible digital en concurrencia competitiva en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Concretamente, en la línea de actua- ción número 4, denominada “Transporte de carretera seguro, sostenible y conectado”, dotado con 56,5 millones de euros, se concretan varias acciones de interés para el sector viario: la denominada M8 “Servicios inteligentes de transporte para el sector de las carreteras en concesiones de autopistas de peaje y otros servicios relacionados con la seguridad y conservación de las carreteras”, y la M10 “Acciones de apoyo a la renovación o adecuación de medios y maquinaria para conseguir pavimentos sostenibles: disminución de huella de carbono y sonorreductores”.

Hacemos un llamamiento a trabajar conjuntamente en una nueva movilidad, pero basada en la realidad actual y sin obviar las nece- sidades de la población rural hoy. Población que necesita acceso a servicios básicos de educación o de salud, que necesita conexión con otros núcleos de población para vender o adquirir productos, que quiere disfrutar de su ocio más allá de los límites de su municipio, etc. En definitiva, ciudadanos que quieren hacer uso de su liber- tad, independientemente de la clasificación del suelo donde residen.

Y ello es posible. Fomentando la intermodalidad, la digitalización, creando soluciones de movilidad como servicio, garantizando la reducción del impacto en el entorno, mitigando y adaptando las infraestructuras al cambio climático, en consonancia con las expec- tativas del ámbito rural y con la valentía política de llamar a las solu- ciones por su nombre: el importante papel de la carretera en la lucha contra la despoblación y su enorme capacidad de transformación ecológica y digital no deben ser obviados.

La solución se llama CARRETERA. Así, sin miedo.

The Recovery, Transformation and Resilience Plan released by the Government of Spain identified 10 structural reform levers, the first one focused on "Urban and rural agenda, the fight against rural depopulation and agricultural development". In particular, it mentions the need to "reducing inequality and social and territorial gaps, protecting the most vulnerable by adopting an equal rights-based approach and reinforcement of the welfare state, curbing depopulation and providing development opportunities across the whole territory, without leaving anybody behind".

It is clear that combating depopulation is one of the key priorities in Spanish and European contexts. Indeed, the Ministry for the Ecological Transition and the Demographic Challenge works in the development of a government strategy to cope with the demographic challenge, as well as proposing and carrying out a policy to combat depopulation.

The Council of Ministers approved the General Guidelines for the National Strategy to confront the demographic challenge in March 2019.Two years later, in March 2021, a program with 130 measures against the demographic challenge –, adopted within the framework of the recovery plan -, is planned to invest more than 10.000 million euros for this aim and to ensure territorial and social cohesion.

It is surprising that the only explicit mention to roads in all these measures is included in the “Road Safety and Sustainable Mobility” program, specifically in the implementation of digitalization for management, enforcement, and control of traffic. Another measure, under the heading "Innovative Territorial Connectivity", is oriented to provide alternative mobility solutions to the private car.

No references are included to the local road network real capacity -essential for serving the most depopulated territories of our country- to support digital and ecological transition and to address the demographic challenge. Inexplicably, road is not even mentioned in lines of action such as "Development and innovation across the territory", "Promotion of sustainable development of tourism", " Equality of rights and opportunities", "Support to entrepreneurship", "Strengthening of the public services and decentralization", “Social welfare and care economy” or “Promotion of culture”. The achievement of these objectives today requires, unavoidably, the local road network. We can dream of a future with new forms of mobility and undertake all necessary efforts to implement it, but we cannot ignore the reality of the current moment: without road mobility, with roads which allow a safety and sustainable transport, the demographic challenge will end up swallowing us like a tsunami.

The European context shows similarities with the Spanish situation. In the European Union, according to European Commission data, 31% of the population live in rural areas, where, generally speaking, the risk of poverty and social exclusion is greater.

Under this situation and, having into account the diversity of European Union regional situations, the European Commission has published a long-term vision for rural areas, looking ahead to 2040, which identifies lines of action to achieve stronger, more connected, resilient and prosperous rural areas. Again, the role of roads is not mentioned. Only in the specific target related to connected areas, there is a mention to the need to ensure connectivity, maintaining and improving public transport services and intramodality, and fostering digital infrastructure.

The road is once again in the eye of the storm in Europe. But many rural areas are still lacking alternatives. European citizens condemned to have far fewer opportunities or as will reasonably occur, to move to cities to live. And do not forget that the road network is critical not only for private vehicles, but also for collective transport, carpooling, cycling and freight transport, as key element for intermodality.

But not all is bad. It is right to acknowledge some good initiatives, such as the approval of the regulatory bases for the digital sustainable transport support program by competitive tendering in the Recovery, Transformation and Resilience Plan. Specifically, in line of action number 4, so-called "Safe, sustainable and connected road transport", provided with 56.5 million euros. There are several actions of interest to the road sector: “Intelligent transport services for road sector motorway concessions and other services related to road safety and maintenance", and "Actions to support the renewal of means and machinery to achieve sustainable pavements: reduction of carbon footprint and sound reducing pavements".

We call on you to work jointly towards a new mobility but based on current reality and without leaving out the today necessities of the rural population. Population that needs access to basic education and health services, that needs connection with other population to sale and purchase products, that wants to enjoy leisure time beyond their municipal boundaries, etc. Basically, citizens who want to make use of their freedom, regardless of the of land classification where they live.

And this is possible. Promoting intermodality, the digitization, creating mobility-as-a-service solutions, ensuring the reduction of the impact on the environment, mitigating and adapting infrastructures to climate change, in line with expectations of rural areas and with the political courageous to speak rather more clearly: the important role of roads in combating depopulation and its tremendous capacity to the greening and digital transformation should not be ignored.

The solution is called ROAD. Without fear.