"La Comisión Europea ha adoptado un conjunto de propuestas para adaptar las políticas de la UE en materia de clima, energía, uso del suelo, transportes y fiscalidad, a fin de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% de aquí a 2030”, reza el comunicado de prensa emitido el 14 de julio.
Dichas propuestas constituyen un programa que se ha dado en llamar Fit to 55.
Se trata de un paquete de medidas desproporcionadas que abarcan, entre otras: la aplicación del comercio de derechos de emisiones a nuevos sectores –léase aéreo y marítimo-, mayor uso de las energías renovables -léase eliminación de combustibles fósiles-, despliegue acelerado de modos de trasporte de bajas emisiones y de su red de infraestructuras -léase electricidad e hidrógeno-, ajuste de las políticas fiscales -léase impuestos verdes- y potenciación de los sumideros naturales de carbono -léase plantar 3.000 millones de árboles(*)-.
Sin entrar en peleas bizantinas que poco acercan posturas, ya se han oído voces alertando básicamente de dos cuestiones no menores: primero, una clara evidencia de efectos muy perniciosos en el corto y medio plazo sobre los hogares vulnerables, las microempresas y los usuarios del transporte por carretera -cuestiones que la propia Comisión asume como ciertas-; y segundo, que todo este encomiable esfuerzo puede significar, en su globalidad, un menor incremento de la temperatura media del planeta, estimado entre -0,004 y -0,008 grados centígrados, -por aquello de ser el único continente con semejantes compromisos adquiridos(**)-.
Para solventar la primera gran pega, este paquete de propuestas se ha aderezado con una ingente cantidad de recursos económicos -incluido un nuevo Fondo Social para el Clima- que, supuestamente, garantiza su ejecutabilidad. La segunda pega se arreglará llamando “negacionista” el autor del micro-dato que ha hecho correr el modelo predictivo y ha llamado la atención al respecto.
Desde estas páginas avistamos de una tercera: ¿quién paga la fiesta? “Usted, señora”, se podría responder recurriendo al sarcasmo. Pero, lamentablemente, no se trata solo de un chiste fácil.
Poca duda ofrece la mencionada nota de prensa al respecto: “El nuevo Fondo Social para el Clima se financiará con cargo al presupuesto de la UE, utilizando un importe equivalente al 25% de los ingresos previstos del comercio de derechos de emisión para los combustibles de la construcción y el transporte por carretera. Aportará 72.200 millones de euros en concepto de financiación a los estados miembros en el período 2025-2032”.
Así las cosas, el Pacto Verde Europeo recién presentado podría resumirse como sigue: La transición socialmente justa, que convertirá a Europa en el primer continente climáticamente neutro del mundo en 2050, la pagará “la señora carretera”.
Todo en orden. ¡Circulen, circulen!
“The European Commission adopted a package of proposals to make the EU's climate, energy, land use, transport and taxation policies fit for reducing net greenhouse gas emissions by at least 55% by 2030”, says the press release issued on July 14th.
These proposals constitute a program which is the so-called Fit to 55.
This is a disproportionate measure package covering, among others, the implementation of the emissions trading to new sectors – understood as air and shipping-, increased use of renewable energies – understood as elimination of fossil fuels-, an accelerating deployment of low emission transport modes and their infrastructure -understood as electricity and hydrogen-, adjustments in tax policies – understood as green taxes- and supporting of natural carbon sinks – understood as planting 3 billion trees(*)-.
Avoiding fights which separate the different positions, there had already been some warnings basically in two important points: firstly, a clear evidence of negative short and medium term effects on vulnerable households, microenterprises and road users - issues that the Commission itself assumes as true-; and secondly, that this strong effort can mean, as a whole, a lower planet temperature increase, estimated at between -0.004 and -0.008 degrees Celsius, - as Europe is the only continent with this commitment (**)-.
To solve the first point, this package of proposals has been supported with a vast sum of financial resources - including a new Social Climate Fund - which will hopefully ensure its viability. The second will be sorted out calling "denier" to the micro-data author which has attracted the predictive model and has pointed it out.
From these pages we notify you a third point: who pays for this party? "You, Madam", one may respond by resourcing to sarcasm. But unfortunately, it is not only an easy joke.
There is little doubt in the above-mentioned related press release: "The Social Climate Fund would be financed by the EU budget, using an amount equivalent to 25% of the expected revenues of emissions trading for building and road transport fuels. It will provide €72.2 billion of funding to Member States, for the period 2025-2032".
Thus, the recently adopted European Green Deal could be summarized as follows: The socially fair transition, which enable Europe to become the first climate neutral continent throughout the world by 2050, will be paid by "Mrs. Road".
Everything is all right. Move on, move on!
(*) Spain is associated with the planting some 270 million trees; about 486,000 football fields with trees.
(**) The European Union accounts for 9% of worldwide emissions, compared with 44.6% of other great world powers emissions that have turned their backs on such measures.