RESUMEN
Blockchain es un sistema P2P de transmisión de datos que permite la confirmación por pares de los mismos. Además, cada transacción validada es sellada con un valor criptográfico y cada bloque contiene una referencia del valor anterior, creando así una cadena de registros que no puede ser falsificada, duplicada ni eliminada, haciendo fiable la transmisión de la información.
Aunque se trata aún de una tecnología incipiente, su desarrollo está siendo vertiginoso y las grandes empresas se están posicionando frente a un paradigma que, para muchos, será el que más cambie el mundo desde el surgimiento de internet, ya que creará nuevas bases para nuestra economía y nuestros sistemas sociales. Y la logística, como sector económico que es, no es ajena a esta revolución. En este artículo se presentan algunas de las iniciativas que están poniendo de manifiesto las potencialidades que esta tecnología tiene para cambiar completamente el negocio logístico.
ABSTRACT
Blockchain is a P2P system that allows data transmission and its confirmation by pairs. In addition, each transaction has a relation with a cryptographic value, generating a block and each block contains a reference of the previous value. Thus, it creates a chain of records that can’t be falsified, duplicated or eliminated, making possible the transmission of the information.
Although it is still an emerging technology, companies are reacting according to the paradigm that is able to create new bases for our economy and our social systems. Logistics sector must look out for this revolution. In this paper, we present some the initiatives enlighten the potential that this technology has to change the logistics business.
Nakamoto (2008) [I] definió el paradigma tecnológico detrás de Blockchain (que en inglés significa literalmente “cadena de bloques”) como un “servidor de tiempo distribuido que identifica y ordena secuencialmente las transacciones e impide su modificación”.
En el fondo, esta intrincada definición solo quiere transmitir la idea de que Blockchain funciona como una especie de libro contable distribuido entre varios usuarios, de modo que las transacciones se van adhiriendo en una cadena de bloques. Además, estos movimientos no pueden ser modificados siempre que no estén ligados a los usuarios sino a direcciones compartidas [II] . ¿El motivo? El historial de movimientos queda almacenado en la cadena y se actualiza constantemente con los nuevos movimientos. Así, a medida que se adhieren nuevos bloques, la encriptación de la cadena hace que los antiguos bloques resulten inaccesibles. Al menos, así sucede con la tecnología de computación actual, aunque parece que no lo será ya con los ordenadores cuánticos.
Como sistema P2P que es, la transmisión de datos se logra mediante redes de pares. Pero además, emplea una confirmación de datos para hacer fiable la transmisión. Esta confirmación se logra mediante un proceso de consenso entre los nodos participantes [III]. De este modo, nos encontramos ante un sistema que hace imposible la falsificación pero muy sencilla la verificación de la información. Además:
1) mediante la aplicación del God Protocol (Szabo, 1997) el acceso a la información puede ser limitado para que solo lo pueda consultar la organización a la que pertenece en último término la información (se garantiza así la discreción y la confidencialidad, ya que ninguna de las partes tiene posibilidad de acceder a la información de las demás organizaciones);
2) como ya se ha indicado, con la capacidad de computación actual, es imborrable;
3) al integrar toda la cadena de bloques, permite trazar todo el recorrido que realiza la información. De este modo, las transacciones son completamente estables y confiables.
De este modo, las características de Blockchain suponen la clave para definir el siguiente nivel de Internet (Sánchez et al., 2017). En este nuevo paradigma, los activos digitales se mueven a través de Internet pero, a diferencia de como lo ha hecho hasta ahora, con dos características esenciales para los negocios: la confianza y la reducción de costes de gestión.
Figura 1. Funcionamiento de Blockchain. Fuente: Elaboración propia.
De este modo, las transacciones tradicionales, que tardaban días en realizarse, mediante los contratos inteligentes basados en el paradigma tecnológico de Blockchain pasan a tardar minutos y la firma, que exigía una presencia física, pasa a ser digital y distribuida. Además, la consignación de la transacción pasa de ser manual a ser automática y se eliminan los gastos de notaría y asesoría legal, así como del resto de elementos de la cadena que no representan un valor añadido en el nuevo esquema, reduciendo el coste de las transacciones. Las transacciones inteligentes permiten simplificar en gran medida los procesos y factores que intervienen en una contratación. De este modo, se reducen los costes marginales de grandes segmentos de la actividad económica, al mejorar la productividad de las transacciones (Santiago, 2016). Además, suponen una importante ventaja desde el punto de vista de la gestión documental: no pueden extraviarse, robarse ni destruirse, ya que las transacciones quedan registradas y almacenadas de forma distribuida.
Sin embargo, en estas ventajas se atisban también algunas razones que pueden hacer fracasar el nuevo paradigma tecnológico (Tapscott y Tapscott, 2016):
1) Es una tecnología compleja, no apta para el gran público, lo cual reduce sus opciones de imponerse en un gran número de aplicaciones no especializadas; los gobiernos lo reprimirán o lo utilizarán mal. En este sentido, también genera dudas en torno a la privacidad en el uso de los datos;
2) Las empresas más poderosas del viejo paradigma serán las primeras en tener acceso al nuevo, limitando sus aplicaciones por culpa de sus intereses;
3) A medida que se imponga, los incentivos no se adecuarán a la colaboración distribuida;
4) Es una tecnología que elimina empleo [IV];
5) Consume principalmente energía (y no poca); sin embargo, aún con estos problemas Tapscott y Tapscott (2016) afirman que el paradigma tecnológico de Blockchain va a cambiar el mundo tal y como lo conocemos, incluso más de lo que lo hizo Internet.
No son los únicos. Un informe del Foro Económico Mundial de septiembre de 2015 predijo que para el año 2025, el 10% del PIB mundial se almacenaría en tecnología Blockchain (Espinel, 2015). Otra opinión similar es la de los profesores de Harvard Business School Marco Iansiti y Karim R. Lakhani, quienes hablan de Blockchain no como una tecnología disruptiva que afecta a los costes del modelo comercial existente, sino como una tecnología que “tiene el potencial de crear nuevas bases para nuestra economía y nuestros sistemas sociales” [V].
Blockchain es aún una tecnología incipiente. Sin embargo, su desarrollo está siendo vertiginoso, existiendo ya varias plataformas con orientación a redes tanto públicas como privadas o empresariales. Las aplicaciones de este paradigma tecnológico parecen no tener límite. Algunos servicios y frameworks que funcionan sobre Blockchain son: criptomonedas ([VI], [VII], [VIII]), plataformas descentralizadas que permiten la creación y verificación de acuerdos de contratos inteligentes entre pares ([IX], [X], [XI], [XII], [XIII]>), nuevos protocolos de comunicaciones ([XIV]), sistemas DNS descentralizados [XV]) e, incluso, nuevos formatos de tiendas digitales que permiten la reventa de los productos adquiridos [XVI]. Por este motivo, se habla comúnmente de Blockchain como una “solución en busca de problemas”.
Existe también una tendencia en el sector financiero que resulta muy relevante: las organizaciones más importantes del sector se están enfrentando en los últimos meses a una reñida competición por hacerse con el talento tecnológico experto en esta nueva disciplina. De hecho, en una encuesta realizada a más de 100 directivos en Reino Unido recogida por Business Insider [XVII], se revela que un 51% de los encuestados está tratando de reclutar perfiles con conocimiento en tecnologías para las operaciones bursátiles bajo el paraguas de Blockchain, un 47% está buscando programadores y un 29% busca expertos en criptografía.
Además, se están creando consorcios nacionales e internacionales para desarrollar la tecnología y buscarle aplicaciones. Es así como están proliferando pruebas de concepto, pilotos, plataformas y servicios en la práctica totalidad de mercados. En el caso de España, más de 70 grandes compañías entre las que están Telefónica, Santander, BBVA, Repsol, Bankia, Sabadell, Indra, Garrigues, Mapfre o Gas Natural, han creado la red Alastria, basada en el Blockchain. Actualmente hay ya avances en sectores tan diversos como el agrícola, el de la propiedad intelectual, el del marketing, el cultural, el minero, el textil y del calzado, los videojuegos, el de los seguros, el automovilístico, el farmacéutico, el biotecnológico, el sanitario, el energético, el de la auditoría, el jurídico y, cómo no, el tecnológico [XVIII] y el de los proveedores de información (Santiago, 2016).
Es decir, aunque aún no notemos los efectos, Blockchain ya está impactando en los negocios y el interés está puesto en cómo materializar sus beneficios. Pondremos el foco ahora en cómo puede cambiar el sector logístico.
El ámbito de la logística y el transporte no es ajeno al desarrollo de iniciativas ya que, si la solución se impone, la estructura del comercio internacional cambiará para siempre, tanto por los nuevos modelos de compra-venta que surgirán como por la manera de gestionar la distribución de mercancías a nivel mundial (Sánchez et al., 2017).
Veamos algunos ejemplos que se están llevando a cabo:
1. La alianza entre Maersk e IBM: una apuesta para cambiar el comercio internacional con consecuencias globales
En el campo de la logística a nivel global, cabe destacar el interés que ha despertado esta tecnología en Maersk, la compañía de transporte marítimo de mercancías más grande del mundo. El posicionamiento de este gigante con un proyecto de la mano de IBM anunciado en enero de 2018 y cuyo objetivo es el de facilitar la intermodalidad mejorando la trazabilidad de la información asociada a los envíos físicos (contenedores marítimos) no debe ser un movimiento casual, sino una declaración de intenciones que puede suponer un estándar para el resto de compañías y transferirse a todos los eslabones de la cadena logística (IBM, 2018) [XIX]. La digitalización de todos los eslabones de la cadena de suministro pretende incrementar la transparencia y conseguir que las transacciones entre diferentes comerciantes resulten baratas, seguras y confiables.
Tratar de generar un sistema transferible a los proveedores y clientes es complejo, tanto por los costes y el periodo de adopción de los nuevos protocolos (que son fácilmente asumibles por un gigante como Maersk, pero no por todos los actores de la cadena de suministro) como por la disponibilidad y aceptación de los sistemas (¿habrá un estándar o una variedad de alternativas? De ser la segunda opción, ¿serán 100% interoperables?). A cambio, un alto nivel de integración de toda la cadena de suministro puede traer consigo importantes ventajas: mejora de la seguridad de la cadena, reducción del riesgo de fraude, reducción de los cuellos de botella achacables a terceras partes, reducción del riesgo de error debido a la pérdida o destrucción de documentación, mejora de la eficiencia, transparencia de la huella de carbono,…
2. DECODE: una aplicación para resolver los problemas de distribución en la “última milla”
En cuanto a la distribución urbana de mercancías, la aplicación para la gestión de las identidades digitales y de los datos de la ciudadanía a nivel municipal denominada DECODE (proyecto liderado por ciudades y centros de investigación de toda Europa), pretende estimular la interoperatividad en la logística urbana de última milla. En particular se está explotando el potencial de Blockchain para la colaboración horizontal ente actores (sincromodalidad, concepto que se explicará en mayor detalle con posterioridad) y el acceso a una logística urbana más eficiente. En paralelo, el proyecto explora la aplicación de Blockchain como un instrumento para prevenir el fraude y asegurar altos estándares en seguridad de los datos y privacidad. El conocimiento generado servirá para desarrollar una prueba piloto que permita ser escalada hacia la visión de lo que se ha denominado “intranet físico”. Es decir, un entorno unificado de trabajo que permite fluidez en la comunicación corporativa (entendida ésta también hacia clientes y proveedores), mayor colaboración de las partes en trabajos que exigen la participación de diversos actores y una ayuda a la automatización de procesos internos. Esto se consigue porque las cadenas de bloques permiten el mantenimiento de registros de información de forma distribuida haciéndola prácticamente inviolable y permitiendo el acceso a un gran número de actores (Laboratorio de Ecoinnovación, 2017).
Un ejemplo al que nos enfrentaremos pronto en España donde Blockchain sería de gran utilidad para la distribución de última milla se dará pronto en Madrid., punta de lanza de una tendencia generalizada: el acceso a los centros urbanos será cada vez más restringido. En este escenario, será necesario buscar fórmulas de armonización legislativa para los municipios del área metropolitana (de nada servirá la medida si los vehículos que no puedan ser sustituidos, más contaminantes, no pueden entrar en el centro de Madrid pero sí en el del resto de municipios de la región) y también vías de ayuda para subvencionar en cierta medida la sustitución del parque móvil.
Además, el nuevo esquema de distribución urbana de mercancías, hará necesaria la coordinación entre Administraciones, por ejemplo, para generar una infraestructura de recarga pública de energías limpias (debe ser una prioridad el establecimiento de una red de recarga de vehículos eléctricos y suministro de combustibles alternativos, previa a la implementación del mencionado calendario de restricciones o la renovación del parque circulante) o, incluso –esto ya soñando–, la adopción de una perspectiva más amplia sobre las cadenas de suministro, que incluyera las ciudades no como nodos aislados sino dentro de las redes de transporte. Esto último supondría la creación de redes supramunicipales de espacios de almacenaje y de manipulación de las mercancías: consignas, centros de consolidación en las proximidades de las ciudades en los cuales los productos puedan transferirse a vehículos respetuosos con el medio ambiente, microplataformas que puedan ser aprovechadas por los distintos operadores para la distribución de última milla, etc. permitiendo una mejor gestión de la distribución de mercancías.
Estas formas de colaboración resultarían muy costosas con la tecnología anterior a Blockchain. Pero, con esta nueva perspectiva, las Administraciones Públicas podrían dinamizar de forma sencilla una eventual mutualización entre los operadores de transporte urbano de mercancías para que operen de forma coordinada, incluso agrupando sus envíos. Para la ciudad, supondría una reducción de las externalidades de la distribución urbana de mercancías y una oportunidad de oro para poner en valor espacios públicos actualmente muy copados por la circulación de camiones y furgonetas. Para los transportistas, supone una reducción de costes directos, al tener que realizar menos kilómetros con la carga.
Del mismo modo, la ejecución de contratos inteligentes en un entorno distribuido, con las ventajas anteriormente descritas, tendría el potencial para definir procesos automatizados que permitiría la creación de ecosistemas de colaboración muy diferentes a los que conocemos hasta ahora.
3. Provenance y Co-Operative Food Group: el uso del Blockchain para mejorar la confianza de los clientes y la transparencia y la seguridad de la cadena logística
Como ya se ha indicado, Blockchain permite un gran nivel de integración de información, de forma que puede ser auditada por aquellos usuarios a los que se quiera dar acceso, a la vez que garantiza que la información no puede ser alterada. Por ejemplo, una forma de generar confianza a los clientes es permitir que tengan a su disposición el historial completo de todos los movimientos de los productos sabiendo que la información recibida es completamente fidedigna. Es lo que están haciendo las compañías británicas Provenance (productora de vinos) y Co-operative Food Group (cadena de supermercados), las cuales están incluyendo Blockchain en sus cadenas de suministro mediante un registro de todo el ciclo de vida de sus productos (desde el productor hasta las estanterías de los comercios) que tiene por objetivo probar la autenticidad y el origen de los mismos (Santiago, 2016). Este valor añadido genera confianza por parte de los clientes, con la consecuente fidelización de los mismos.
En el lado contrario, cabría la posibilidad de permitir que los clientes den su feedback sobre los productos recibidos, conectando la información del cliente final, el proveedor y el fabricante.
En las aplicaciones descritas en el apartado anterior se ve que Blockchain se aplicará como tecnología instrumental para el seguimiento y la gestión de las transacciones y de las operaciones físicas gracias a su capacidad para incrementar la trazabilidad de las cadenas de suministro. Pero, además, es un sistema escalable, esto es, permite aumentar tanto el número de transacciones a rastrear como el número de actores con acceso a la información de las mismas. Combinando este paradigma con la minería de datos, cabe la posibilidad también de identificar tendencias en la generación de transferencias, identificar puntos débiles de los procesos e integrar toda la información de la cadena logística como activo digital. Esto abre la puerta a la consecución de la omnicanalidad y la sincromodalidad.
1. Omnicanalidad
La omnicanalidad es la adaptación a un nuevo modo de consumo, muy vinculado a la compra por internet (Verhoef et al., 2015). Como sabemos, la compra por internet ha supuesto una nueva forma de trabajar en el sector de la distribución. Más aún cuando se le suman cuatro factores importantes que condicionan las soluciones a las que podamos llegar: en primer lugar, los picos de demanda en los servicios de paquetería que se disparan por campañas especiales y que hacen imposible una operativa normal de la logística, pues no podemos dimensionar los recursos para 2-3 puntas anuales; en segundo lugar, un estigma autoimpuesto por el mercado como es el de las entregas ultrarrápidas que tensiona sin necesidad a la cadena de suministro (no está claro que sea una demanda real de los consumidores, pero la realidad es que cada vez se oferta más); en tercer lugar, la posibilidad de cambiar o devolver los productos, generando envíos de ida y vuelta que, en muchos casos, no suponen un valor sino un simple coste tensionando el sistema; en cuarto y último lugar, la actual inexistencia de soluciones ligadas a la interconexión y colaboración entre todos los actores que intervienen en el proceso –usuarios, operadores de transporte, Administraciones y ciudadanía– para que compartan conocimientos referentes al conjunto del sistema logístico desde diferentes perspectivas que permitan la mejora de aquellos puntos que presenten mayores problemas. La aplicación de Blockchain puede ayudar a resolver o, al menos mitigar, algunos de estos problemas.
Figura 2. Evolución desde la monocanalidad hasta la omnicanalidad. Fuente: AmeriCommerce.
Además, la gestión de la información para hacer frente a las necesidades de los pedidos que llegan por la vía tradicional y por la vía online puede mejorar las condiciones pactadas entre las partes al permitir una mayor coordinación entre el pago y el lanzamiento del pedido. Además, el perfil del comprador online es el de alguien que antes de comprar busca mucha información del producto y del proveedor, siendo exigente con el producto pero también con el servicio. Cuanto mayor sea la transparencia del sistema, algo sencillo mediante la aplicación de Blockchain, más posibilidades habrá de captar clientes.
2. Sincromodalidad
Las cadenas de suministro han evolucionado desde las cadenas multimodales hacia las cadenas comodales, de modo que se ha alcanzado una notable eficiencia de la distribución física de las unidades de carga, reduciendo también el impacto medioambiental del transporte. Si bien se le ha dedicado mucha atención en las últimas décadas a los aspectos operativos y técnicos, la fase de desarrollo comercial, que exigía la agilidad en la transferencia de la información relativa a los envíos, se ha dejado de lado, provocando grandes tensiones en la cadena logística con el auge del comercio electrónico (Perboli et al., 2017).
La sincronodalidad (o intermodalidad sincronizada), como siguiente etapa en el desarrollo de la cadena de suministro, pretende cubrir este gap. De forma resumida, propone que las cadenas dejen paso a las redes. Así, los diferentes modos de transporte no son solo etapas o eslabones de la cadena sino que quedan completamente sincronizados e interconectados al poder compartir información. De este modo, pueden adaptarse dinámicamente para cubrir las necesidades individuales e instantáneas de los usuarios de la red (Tavasszy et al., 2015; Dong et al., 2017).
Figura 3. Evolución desde el transporte unimodal hasta la sincromodalidad.
Fuente: Support Team for the Atlantic Action Plan.
Mediante la integración de la infraestructura actual con una plataforma IoT (Internet de las cosas) con las capacidades del paradigma tecnológico Blockchain se puede conseguir una transferencia instantánea de la información de las unidades de carga en forma de activos digitales, compartiendo la información en una plataforma colaborativa entre todos los actores que permita una visión global del conjunto de la cadena logística.
Blockchain es un paradigma tecnológico que está transformando sectores económicos. A pesar de estar aún en una etapa muy inicial de la revolución que se espera que suponga, podemos revisar ya algunas de las primeras prácticas que se enmarcan en este paradigma. En el caso del presente artículo, en el sector de la logística. Así, se presentan algunas de las iniciativas que están poniendo de manifiesto las potencialidades que esta tecnología tiene para cambiar completamente el negocio y anticipar que parece posible que permitirá alcanzar los siguientes niveles de integración de la información a la cadena de valor: la omnicanalidad y la sincromodalidad.