El consumo de cemento en España ha cerrado 2018 con un crecimiento del 8%, lo que sitúa la demanda doméstica del pasado año en torno a los 13,4 millones de toneladas, según el Barómetro del Cemento, elaborado por el departamento de Estudios de Oficemen.
“El año 2018 ha sido atípico, con altibajos en el crecimiento, que ha pasado de los dos dígitos con los que inició el ejercicio, rozando el 12%, a cerrar con tan solo un 8% de incremento, lo que supone un crecimiento de apenas un millón de toneladas en valores absolutos, manteniéndonos en niveles del año 1967”, explicaba el Presidente de Oficemen, Jesús Ortiz, en una rueda de prensa el pasado marzo.
Las exportaciones aceleran su caída
Por su parte, las exportaciones siguen perdiendo peso a la hora de paliar el reducido mercado doméstico para las 31 fábricas de cemento que operaban en 2018.
La cifra de exportación hasta noviembre está en torno a los 8,1 millones de toneladas, con una caída cercana al 12%, motivada por la pérdida de competitividad del sector.
Además, al incremento ya conocido de los costes eléctricos se ha sumado el del precio de los derechos de emisión de CO2, que se ha triplicado, pasando de 7,8€/t a 24,6€/t, con una media de coste anual que ronda los 16 €/t de cemento.
En la actualidad, España es el primer exportador de cemento de la Unión Europea y el octavo a nivel mundial, posiciones que podrían peligrar de mantenerse los costes actuales.
La edificación supera a la obra civil en el consumo de cemento
Según el último informe “Construdatos” del tercer trimestre de 2018, se ha revertido la tendencia en la serie histórica y el destino principal del consumo de cemento es ahora la edificación, que alcanza un 55% del mix, incluyendo la vivienda y la edificación no residencial, mientras que la obra civil pasa a suponer tan solo un 45%.
“Más allá de la progresiva recuperación de la vivienda, la causa de este giro es que la obra civil, principal segmento en volumen de construcción y destino del consumo de cemento, ha perdido peso en el mix en los últimos 10 años y absorbe menos de 6 millones de toneladas de cemento, cuando un nivel normal de actividad se situaría en el doble, en torno a los 12 millones”, explica Jesús Ortiz. En 2018, el gasto del presupuesto destinado a infraestructuras de la Administración General del Estado fue el más bajo de los últimos 25 años, por debajo de los 6.000 millones, que contrastan con la media de 8.600 millones mantenida en dicho período.