La seguridad vial sigue siendo una asignatura pendiente para muchos países del mundo, y nos preocupa especialmente la región de América Latina y el Caribe. Si bien se ha conseguido ralentizar el crecimiento de la accidentalidad, las cifras están lejos de estar bajo control. Es preciso fortalecer las políticas públicas de mejora de la seguridad y, una vez más, los usuarios más vulnerables de la vía deben ocupar un lugar prioritario en el análisis de la situación y en la búsqueda de soluciones.
Según el último informe del Banco Interamericano de Desarrollo(a), que recoge datos del año 2012, más de la mitad de los fallecidos en accidentes de tránsito en la región de América Latina y el Caribe eran usuarios considerados vulnerables (peatones, ciclistas o motociclistas). La Organización Mundial de la Salud ofrece cifras similares a nivel mundial correspondientes al año 2015(b): el 22% de los fallecidos en accidentes son peatones, el 23% son usuarios de ciclomotor o motocicleta y el 4% ciclistas.
Estos datos ponen de manifiesto que una parte muy importante del problema en esta zona del mundo está en el ámbito urbano y periurbano, donde se produce la gran mayoría de los siniestros que involucran a usuarios vulnerables. Se deben buscar soluciones que pasen por la implantación del concepto de espacios de coexistencia, en los que peatón, ciclista, motociclista y usuario de automóvil y vehículo de transporte de viajeros y mercancías puedan transitar en condiciones de seguridad. Aspectos clave de esta gestión serán la reducción de la velocidad y el respeto a las normas, pero también la separación física entre usuarios de muy distinto tipo, velocidad y vulnerabilidad, en los casos en los que sea necesario. En algunas ciudades de la región latinoamericana aún es pronto para pensar en el concepto de “calle compartida”, con espacios abiertos a todos los usuarios. Con vistas a no seguir aumentando las cifras de siniestralidad entre aquéllos más vulnerables, se deben implantar soluciones graduales, previas a conseguir una integración pacífica y segura de todos los actores que comparten espacio para desplazarse. La definición clara de criterios de seguridad para las vías públicas no sólo debe realizarse para vías interurbanas, sino también urbanas.
También en España la situación resulta muy preocupante: según datos de la Dirección General de Tráfico del Gobierno español, en 2015 el 64% de los accidentes con víctimas se produjeron en zonas urbanas, donde se localizaron el 26% de los fallecidos (incluye calles y travesías). El problema de seguridad también es, claramente, urbano. En estas zonas se registraron el 67% de los peatones fallecidos en atropellos, así como el 17% de los ciclistas, el 50% de los usuarios de ciclomotor y el 25% de los pilotos y ocupantes de motocicleta.
De cara al futuro, merece la pena recordar que la Organización de las Naciones Unidas lanzaba el pasado año la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, en la que se establecían por vez primera objetivos en el ámbito de la seguridad vial; en particular, se hacía referencia a la necesidad de generar un sistema de transporte sostenible para todos y de manera expresa, para los usuarios más vulnerables.
El mundo no puede permitirse seguir aumentando las cifras de siniestralidad asociadas al tránsito. Y el ámbito urbano es un enorme campo de trabajo para conseguir una reducción sostenida en el tiempo.
Se están haciendo grandes progresos en diversas ciudades para lograr una movilidad más segura y sostenible. Pero es necesario trabajar de una manera más intensa a fin de conseguir alcanzar los objetivos. El año 2020 está a la vuelta de la esquina, 2030 no es ya tan lejano, y mientras tanto, la movilidad sigue cobrándose víctimas, especialmente peatones, ciclistas y motociclistas.
Road safety remains a pending issue for many countries in the world, and we are especially concerned about the Latin American and Caribbean region. Although the growth of accidents has been slowed down, the figures are far from under control. It is necessary to strengthen public policies to improve safety and once more, the most vulnerable road users must occupy a priority place in the analysis of the situation and in the search for solutions.
According to the latest report of the Inter-American Development Bank(a), which collects data from 2012, more than a half of killed in traffic accidents in the Latin American and Caribbean region were vulnerable road users (pedestrians, cyclists or motorcyclists). The World Health Organization offers similar figures worldwide corresponding to the year 2015(b): 22% of those killed in accidents are pedestrians, 23% are moped users or motorcycle and 4% cyclists.
These data show that a very important part of the problem in this area of the world is in the urban and peri-urban environment, where occurs the vast majority of accidents that involve vulnerable users. We must seek for solutions that go through the implementation of the concept of coexistence, in which pedestrian, cyclist, motorcyclist, automobile user and freight vehicle can transit safely. Key aspects of this management will be the reduction of speed and respect for norms, but also the physical separation between users of very different type, speed and vulnerability, in the cases where necessary. In some cities of the Latin American region it is still early to think about the concept of “shared street”, with spaces open to all users. In order to stop increasing the number of accidents among those most vulnerable, gradual solutions must be implemented, before achieving a peaceful and safe integration of all the actors who share space for mobility. The clear definition of safety criteria for roads should not only be done for rural roads, but also urban.
The situation is also very worrying in Spain: according to data from the General Directorate of Traffic of the Spanish Government, in 2015 64% of accidents with victims occurred in urban areas, where 26% of deaths happened (includes streets and crossings). The safety problem is also clearly urban. 67% of pedestrians killed in accidents were registered in these areas, as well as 17% of cyclists, 50% of moped users and 25% of riders and occupants of motorcycle.
Looking ahead, it is worth remembering that the United Nations Organization launched last year the Sustainable Development Agenda 2030, in which goals were set for the first time in the field of road safety; in particular, there was a reference to the need to generate a sustainable transport system to all and specifically, for the most vulnerable users.
The world cannot afford to keep increasing the numbers of accident rate associated with traffic. And the urban environment is a huge field of work to achieve a reduction sustained in time.
Great progress is being made in various cities to achieve safer and more sustainable mobility. But it is necessary to work more intensively in order to achieve the objectives. 2020 is just around the corner, 2030 is no longer that far away, and meanwhile, mobility continues to claim victims, especially pedestrians, bicyclists and motorcyclists.