Manejar los tiempos
The road is part of the solution
26 de abril de 2024. La Dirección General de Tráfico anuncia, en rueda de prensa con el Ministro del Interior al frente, un paquete de medidas para reducir la siniestralidad ante un primer trimestre del año que finalizó con un 16% más de fallecidos en siniestros viales que los registrados en el mismo período en 2023. Instalación de nuevos radares, aumento de la plantilla de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, más vigilancia en vías de gran capacidad, más controles preventivos de alcohol y drogas, vigilancia específica a motociclistas y al transporte profesional y acciones de comunicación están entre las medidas que se van a poner en marcha próximamente.
“No podemos permanecer impasibles, es imperativo romper esta tendencia al alza de la mortalidad vial”, explicaba Grande-Marlaska. Suscribimos totalmente con esta afirmación: la mejora de la seguridad es una de las prioridades de la Asociación Española de la Carretera desde su creación y sigue, aún más vigente si cabe, en su 75º Aniversario, que celebramos en este 2024. Aplaudimos que la Dirección General de Tráfico ponga sobre la mesa medidas específicas dirigidas a combatir el aumento de la siniestralidad viaria.
Sin embargo, desde la perspectiva del “Sistema Seguro”, filosofía de trabajo en la que se enmarca la política española de seguridad vial desde hace varios años, como la de la mayor parte de los países del entorno europeo, la responsabilidad compartida es uno de los puntos de partida para el análisis de los problemas y la propuesta de soluciones. Atrás quedaron los planteamientos clásicos bajo los que se consideraban, exclusivamente, tres únicos factores implicados en la seguridad de la circulación (humano, vía y vehículo), y se tendía a contemplarlos de manera aislada, con frecuencia trasladando al usuario la mayor parte de la responsabilidad. Hoy, la percepción que el usuario hace de la vía y su entorno son factores clave de la seguridad, como lo es el uso de los sistemas de seguridad de los vehículos, al tiempo que una parte cada vez más grande del parque dispone de tecnología para comunicarse con la infraestructura y con otros vehículos; en este sistema, la educación, la formación, la concienciación, el control del cumplimiento de las normas, así como la asistencia y la atención médica, forman parte activa de la movilidad y de su seguridad. Todos estos factores están relacionados entre sí y no pueden tratarse de manera independiente si queremos tener éxito en el complicado reto de seguir reduciendo la siniestralidad.
Es en este punto donde, desde la Asociación Española de la Carretera y la revista Carreteras, se quiere poner el acento en la infraestructura, su equipamiento y su entorno. Recientemente la AEC presentaba, junto con la Fundación MAPFRE, un estudio focalizado en la red convencional de carreteras en el que se estimaba que, con una inversión inferior a los 2.000 millones de euros en medidas de bajo coste, se pueden evitar 300 fallecidos al año y 800 heridos hospitalizados.
Junto a estas demandas, planes específicos como el de “carreteras que perdonan” para reducir la gravedad de la siniestralidad por salida de vía, y los programas 2+1, así como la identificación y solución de tramos de concentración de accidentes, ya fueron objeto de otro informe que la AEC desarrolló con SEOPAN en 2016.
A ellos se une la petición de extender la aplicación de las herramientas de la Directiva 2019/1936 a toda la red viaria, medidas que pueden y deben implantarse a fin de aprovechar el potencial que la infraestructura tiene para reducir la siniestralidad.
En este contexto, se recuerda también que la Asociación Española de la Carretera llama la atención periódicamente sobre el elevado déficit en conservación de nuestras carreteras, no solo en el pavimento, sino también en el equipamiento viario, aspectos que, indudablemente, influyen en la seguridad de la circulación. Medidas como señalizar problemas y deterioros no garantizan la seguridad de la circulación; parar ello es imperativo resolver los unos y reparar los otros.
Día tras día presenciamos con cierta desolación que sobre la mejora y adecuación de las carreteras no se presenta ningún plan, ninguna medida de choque, ningún cambio de rumbo en la inversión. Intensificar la vigilancia es fundamental, pero no podemos descuidar otros factores. La infraestructura tiene un enorme potencial para reducir la siniestralidad, e implementarlo requiere inversión.
Necesitamos también un plan específico de mejora de la seguridad de las infraestructuras y ahora es el momento: nos resistimos a asumir que los 1.680 fallecidos en siniestros viales que se produjeron en el año 2013 son nuestro mínimo histórico; aún podemos hacer más, mucho más. Porque la carretera no puede verse solo como el problema, dado que es, querámoslo o no, una parte muy importante de la solución a la creciente siniestralidad.
April 26, 2024. The Directorate-General for Traffic, in a press conference led by the Minister of the Interior, has announced a package of measures to reduce road accidents following a first quarter of the year that ended with 16% more fatalities in traffic accidents compared to the same period in 2023. The measures to be implemented shortly include the installation of new speed cameras, increasing the workforce of the Guardia Civil Traffic Unit, heightened surveillance on high-capacity roads, more preventive alcohol and drug controls, specific monitoring of motorcyclists and professional transportation, and communication campaigns.
“We cannot remain indifferent; it is imperative to reverse this upward trend in road mortality,” stated Grande-Marlaska. We fully endorse this statement: improving road safety has been one of the priorities of the Spanish Road Association since its creation and remains even more relevant as we celebrate its 75th anniversary in 2024. We commend the Directorate-General for Traffic for putting forward specific measures aimed at combating the increase in road accident fatalities.
However, from the perspective of the "Safe System" approach — a working philosophy that has shaped Spain’s road safety policy for several years, as it has in most European countries — shared responsibility is a starting point for analyzing problems and proposing solutions. Gone are the traditional approaches that considered only three isolated factors influencing traffic safety (human, road, and vehicle), often shifting most of the responsibility to the user. Today, the user’s perception of the road and its environment are key safety factors, as is the use of vehicle safety systems, while an ever-growing portion of the vehicle fleet features technology capable of communicating with infrastructure and other vehicles. In this system, education, training, awareness, enforcement of regulations, as well as medical assistance and care, are active parts of mobility and its safety. All these factors are interconnected and must not be treated independently if we are to succeed in the complex challenge of further reducing road accidents.
It is at this point that the Spanish Road Association and Carreteras magazine wish to emphasize the importance of infrastructure, its equipment, and its environment. Recently, the AEC, together with Fundación MAPFRE, presented a study focused on the single-carriageway road network, estimating that with an investment of less than 2 billion euros in low-cost measures, 300 fatalities and 800 hospitalized injured could be prevented each year.
In addition to these demands, specific plans such as "forgiving roads" to mitigate the severity of run-off accidents and 2+1 road programs, as well as the identification and rectification of high-accident road sections, were highlighted in another report the AEC developed with SEOPAN in 2016.
Moreover, the AEC calls for the extension of the tools provided by Directive 2019/1936 to the entire road network, measures that can and should be implemented to harness the potential infrastructure has in reducing accidents.
In this context, the Spanish Road Association also periodically emphasizes the significant maintenance deficit on our roads, not only in pavement quality but also in road equipment, aspects that undoubtedly affect traffic safety. Measures such as marking hazards and deteriorations do not guarantee traffic safety; resolving these issues and repairing damage is imperative.
Day after day, we witness with some dismay the absence of any plan, emergency measures, or change in investment direction aimed at improving and adapting our roads. Enhancing surveillance is essential, but we must not neglect other factors. Infrastructure has enormous potential to reduce accidents, and implementing this potential requires investment.
We also need a specific plan to improve infrastructure safety, and now is the time: we refuse to accept that the 1,680 road traffic fatalities recorded in 2013 represent our historical minimum; we can still do more, much more. Because roads should not be seen only as the problem, since, whether we like it or not, they are a very important part of the solution to the growing road accident problem.



